■ Aspectos a tener en cuenta
para una correcta regulación de los faros
Trabajos en el
tren de rodaje, cambio de ruedas u otros componentes, ligeros golpes, el
desgaste de la suspensión, desnivelaciones en los vehículos con suspensión
variable o regulación de nivel y el montaje de accesorios como bolas de
remolques pueden, entre otros, varían el ajuste de los faros.
Se da por sentado que el ajuste de los faros de los vehículos es un trabajo sencillo y, excepto algunos detalles, no requiere mucho empeño por parte de los técnicos del taller. No obstante, a veces es necesario repasar los pasos y posibles errores con los que se puede encontrar un profesional al realizar esta tarea. Y es que existen muchas más razones para la revisión y la corrección de la iluminación. Hasta el trabajo más simple, el cambio de una bombilla, puede hacer necesario el ajuste de los faros. Sin embargo, lo que al principio puede ser una tarea sencilla de sustitución, hoy en día implica, en muchos vehículos, desmontar los faros y otros elementos del coche. Esta complicación se encuentra cada vez en más modelos que requieren el uso de un equipo de diagnosis. Además, la cantidad de bombillas en el mercado y el avance tecnológico hacen prácticamente imposible la intervención del conductor del vehículo en este tipo de trabajo, aunque esto debería ser lo normal. Esta participación puede causar desajustes debido al desenchufado forzoso de las conexiones de la luz cuando está montada en el reflector, al igual que el montaje de bombillas de diferentes fabricantes que (y más siendo de marcas blancas y baratas) pueden diferir bastante en su calidad de iluminación y con ello causar un alumbrado desajustado.
Las lentes
Para poder llevar a cabo un correcto ajuste
de los faros hay que tener en cuenta algunos puntos vitales. Éstos deben estar
limpios, libres de daños y arañazos y tener los reflectores en buen estado. En
lo referente a las lentes, que hoy en día son de plástico y tienden a perder su
transparencia con el paso del tiempo, se recomienda devolverles su claridad y
brillo con los útiles y abrasivos adecuados. Primero, porque el resultado será
perfecto y, segundo, porque además se mantendrá durante más tiempo el sellado
contra los rayos UV y daños por impactos durante la conducción. Eso sí, nunca
se debe optar por las soluciones caseras (ni papel de lija de granulación fina,
ni pasta de dientes o inventos por el estilo), porque tienen en común que,
después de poco tiempo vuelven opacas las lentes y resultan ser una pérdida de
tiempo.
El uso de líquidos limpiaparabrisas
agresivos también puede dañar las lentes de los faros. En los casos más graves
no queda más remedio que cambiarlas o, como suele suceder, sustituir el faro
completo.
Intensidad lumínica
La intensidad de la luz de las bombillas debe
ser la misma en ambos faros. Sin embargo, es común que ésta se vea afectada por
el envejecimiento de alguna de ellas, en el caso de que se cambie sólo la de un
lado y por el uso de diferentes marcas en cada foco. La escasa tolerancia en la
fabricación de bombillas vaticina que el bombillo intacto puede fallar en poco
tiempo, lo que conlleva otra entrada en el taller y una molestia para los
clientes. Además, algunos sistemas de control del alumbrado de los vehículos
son más sensibles a diferentes consumos y pueden detectar una luz averiada
equivocadamente.
Espacio de trabajo
El lugar ideal para llevar a cabo este
trabajo en el taller debe cumplir con los siguientes requisitos: debe ser un
espacio fijo, estar bien equipado y, sobre todo, ser una superficie plana y
nivelada. La tolerancia debe ser de 1 mm por metro respecto a la superficie de
apoyo del automóvil y de 0,5 mm con respecto a la superficie donde se encuentra
el dispositivo de ajuste.
Estado óptimo del auto
El vehículo tiene que estar libre de cargas
adicionales, preferiblemente con el depósito de combustible medio lleno y, como
los coches no caminan solos, con un peso de aproximadamente 75 kilogramos (el
peso medio de las personas) en el asiento del conductor. Para cumplir este
último punto puede servirse de la ayuda de un compañero o del propio cliente.
Otro factor muy importante es la correcta presión de las ruedas.
La regulación manual de la altura de los
faros ha de estar en posición “0” (se recomienda comprobar su correcto
funcionamiento). Los coches con regulación de nivel pueden requerir la
realización de un trayecto corto de prueba antes del ajuste para nivelar
correctamente la altura del vehículo.
Requisitos del equipo
El aparato de inspección debe estar alineado
respecto al frente del coche. Este paso se realiza con ayuda de los medios
disponibles que trae el propio equipamiento: lentes, marcas o laser. La
distancia entre la lente del faro y el comprobador debe ser de 30 a 80 cm, y
estar justo delante de la lámpara y no del faro. Este aspecto puede causar
complicaciones en el caso de los faros de LED porque aquí es necesario conocer
cuáles son las LED’s que emiten la luz de cruce. A menudo se olvida ajustar el
comprobador a la inclinación indicada: por ejemplo, antes o después de regular los
faros de niebla, que suele ser 1,2 por ciento para la luz de cruce, lo que
significa, en este caso, una inclinación de la luz emitida de 12 cm por 10 m de
distancia desde el faro.
Otro factor que se descuida
frecuentemente es la asimetría de los faros. No sólo se ha de ajustar su
altura, sino la salida de luz en sentido horizontal, si se quiere obtener un
alumbrado de calidad, sobre todo en carreteras con tráfico que viaja delante o
viene de frente.
Por otra parte, no hay que olvidar que
el equipo de comprobación y ajuste también sufre cierto desgaste y desajustes
en sus partes movibles y de medición, lo que limita de cierta manera su vida
útil. Algunos fabricantes hablan de unos 20 años de fiabilidad.
Las luces de xenón requieren
la aplicación de un equipo de diagnosis, dejándolas en una posición de ajuste
para luego poder adaptarlas a los parámetros establecidos por cada fabricante.
Además, en cuanto se precisa el cambio de un quemador de xenón, es obligatorio
el uso de gafas de protección porque el gas en estas lámparas está bajo una
presión de hasta 15 bares. Los 40.000 voltios necesarios para su encendido
requieren la desconexión de la batería e impiden los intentos de golpear o
mover los contactos en búsqueda de la avería de la lámpara