Incumplen
los criterios de Industria y Consumo, las obligaciones con el Fisco, la
Seguridad Social y la normativa medioambiental.
La
economía sumergida en el sector de la reparación genera un fraude a la Hacienda
Pública española de aproximadamente 230 millones de euros anuales derivados de
la evasión de los impuestos originados por su propia actividad (tributos de
Sociedades e IRPF) y el impago del IVA (que no le cobran al cliente), según
informa la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y
Recambios (Ganvam). Ésta también apunta que los ilegales tampoco cumplen con
los criterios técnicos de calidad de Industria y Consumo ni la normativa
medioambiental.
No
obstante, la cuantía estafada por los talleres piratas crece notablemente si se
contabiliza que estos establecimientos ilegales representan actualmente
alrededor de 10.000 negocios (el 20% del total) y que cada uno cuenta con una
media de 1,5 “empleados” (sin contrato y, por tanto, sin cotizar). Esto implica
que, además del fraude fiscal de 230 millones, existe también otro laboral que
alcanza a la Seguridad Social y que causa unas pérdidas cercanas a los 112,5
millones de euros anuales. Además, a esto hay que sumar que su competencia
desleal ha generado pérdidas al sector posventa de más de 3.500 millones de
euros en los últimos seis años. En este periodo, la facturación en el sector de
la reparación retrocedió cerca de un 30%, lo que ha derivado en que más de
6.200 talleres legales hayan tenido que echar el cierre ante la imposibilidad
de sobrellevar las pérdidas.
Este
castigado sector, que aporta el 1,2% del PIB (producto interior bruto), ha
perdido en los últimos seis años más de 12 millones de reparaciones anuales
como consecuencia, por un lado, del déficit de matriculaciones que ha reducido
en un 40% cuota de vehículos menores de cinco años (los más rentables para el
taller) y, por otro, el envejecimiento progresivo del parque automovilístico
español, en el que casi la mitad de los vehículos supera los once años. La
antigüedad de estos autos provoca que los dueños limiten las entradas al taller
a las reparaciones estrictamente necesarias, como las averías mecánicas.
Foto: Motormática.