La ‘Carta de Turín’ y el ‘Vademecum’, manuales indispensables
para la preservación de estos autos.
El 29 de enero de 2013 la Federación Internacional de Vehículos
Antiguos (FIVA) presentó oficialmente la ‘Carta de Turín’, documento que entraba
en vigor para servir de directiva uniforme en la gestión responsable de los
vehículos antiguos operativos y ofrecer, por primera vez, tanto a los
profesionales que tuviesen que repararlos, como a los propietarios de los autos,
las líneas directivas y recomendaciones en cuanto a su uso, mantenimiento, reparación
y restauración. Este documento fundamental, reconocido a escala internacional,
responde a las exigencias de organizaciones políticas tales como el Parlamento
Europeo o la Unesco y se une a la ‘Carta de Barcelona’ para la protección de
los buques antiguos y a la ‘Carta de Riga’ para la protección de ferrocarriles
históricos.
Con la carta de Turín, la FIVA define criterios y condiciones previas
según las cuales los vehículos antiguos pueden gozar de una protección como
título de bien cultural. Además, da indicaciones en cuanto a la manera de
preservar, en la medida de lo posible, la esencia original del vehículo en el
momento de su utilización y su restauración, de documentar todos los trabajos y
por supuesto de garantizar su aptitud para la circulación.
Para una mejor comprensión del modo de actuación previsto para la
Carta, está en proyecto ya un manual de instrucciones que llevará el título de
‘Vademecum’. La responsabilidad de esta guía ha sido confiada a Thomás Kohler,
presidente del grupo de la Carta.
Interés por los coches antiguos
Un creciente número de personas se interesa por los vehículos antiguos
y desearía poseer uno.
Mientras que este afecto era, hasta hace algunos años, solo un
pasatiempo para un número reducido de entusiastas, hoy es un movimiento global.
No obstante, el progresivo aumento de consignas y reglas relativas al respeto del
entorno y la seguridad, obligan a modificar el estado original de estos autos
con el fin de que, de ahora en adelante, puedan continuar desplazándose por la
red de carreteras pública cumpliendo con las normativas.
A ese respecto, una de las temáticas centrales de la carta es la
preservación de la esencia histórica del vehículo, que implica hacer en él la
menor cantidad de modificaciones posible. Para ello, propone todo un catálogo
de recomendaciones sobre el uso, el mantenimiento, la conservación, la
restauración y la reparación de automóviles, las motocicletas, los vehículos comerciales,
los remolques, las bicicletas y otros vehículos de propulsión mecánica así como
los vehículos terrestres (fuera de carriles) movidos por una fuente de energía
gaseosa, un carburante líquido o por fuerza muscular o eléctrica. Para los
propietarios, pero igualmente para toda persona interesada y concesionarios,
este documento da indicaciones claras para actuar de manera sostenible y en
interés del vehículo. Por otro lado, está en proceso de planificación un carnet
de identidad basado en la carta, que le dará la certeza a cada propietario, así
como al vendedor o al comprador de uno de estos autos, de que ha sido utilizado
y mantenido según las directrices de la Carta de Turín.
¿Preservar, restaurar o modificar?
El objetivo de la carta consiste en proteger la historia del vehículo
con sus certificados materiales e inmateriales y de transmitirlos en estas
condiciones. Se trata de salvaguardar un grado máximo de autenticidad. El
mantenimiento experto, continuo y sostenible de todas las piezas de equipo así como
la utilización regular son absolutamente indispensables a este respecto. Cuanto
más frecuentemente se desplace un vehículo y sea visto por las carreteras
públicas, más grande será el interés, no sólo ante al objeto como tal, sino
también ante a los conocimientos tradicionales en materia de técnica, de
mantenimiento y de utilización. Por esa razón, la FIVA distingue tres procesos
diferentes para la utilización y el mantenimiento de un vehículo: preservación,
restauración y modificación.
Preservación
En este caso, el profesional que se enfrente a la tarea de reparar
unos de estos autos, debe ser consciente de que se trata del mantenimiento y la
protección de un automóvil frente a los daños y la degradación del estado de
origen en su calidad individual y su valor histórico específico. Por lo tanto,
cuando lo arregle, debe tener presente un principio importante: respetar la
historia al vehículo. Una apariencia “mejor que nueva" no es deseable.
Restauración
Comprende el conjunto de los procesos de reparación, restauración o
reconstrucción. Se trata particularmente de unas medidas para completar piezas
o áreas que faltan con el objetivo de restaurar al estado de origen el objeto y
de cuidar lo más posible la esencia auténtica.
Modificación
Abarca el conjunto de las acciones que pretende imitar, más o menos
exactamente, una apariencia "de fabrica", sin tener en cuenta la esencia
histórica. No obstante, este tratamiento hace correr el riesgo de una pérdida
del valor original y que el vehículo no corresponda nunca más a la definición
de vehículo antiguo, tal como está estipulado en la carta.
Demanda de suministros
Muchas empresas del sector posventa pretenden abarcar la creciente demanda
de componentes y accesorios de este tipo de vehículos. Esto facilita a los
profesionales atender las peticiones de clientes con vehículos antiguos,
siempre difíciles de conseguir. Igualmente, cada vez es mayor la oferta de
repuestos originales de las firmas que suministraron en su día las piezas a la
cinta de ensamblaje, cuando estos coches todavía eran modelos actuales.
En cuanto surge la necesidad de volver a fabricar repuestos por su
demanda en el mercado, muchos fabricantes valoran la posibilidad de hacerlo y
planifican su producción para vehículos clásicos. Bosch, por ejemplo, ofrece a
sus clientes unos 58.000 repuestos de sus fábricas en todo el mundo, gracias a la
buena conservación dentro de sus almacenes (igual a la producción de repuestos
para vehículos cuya fabricación había terminado) e, incluso, este año ha vuelto
a construir la unidad hidráulica del ABS de la 2ª generación para el Porsche
911 de los años 1993–1997 y distribuidores-dosificadores de combustible de la
K-Jetronic de los Mercedes 500 SL y 560 SEC/SEL de los 80. Además, también suministra
piezas como filtros, frenos, bujías de encendido y otros componentes de
mantenimiento. Otro servicio muy interesante es la reproducción de material
didáctico y manuales de reparación, catálogos de recambios y cursos técnicos de
sistemas de inyección y encendidos.
Otro ejemplo es la central española de la multinacional francesa Saint
Gobain Autover, que ha puesto en marcha su proyecto para suministrar al sector
de talleres una amplia gama de parabrisas para coches clásicos producidos por
Saint-Gobain Sekurit. SG Autover. O la empresa Auto Glass Classic, con sede en
Colonia, que ha ampliado sus oficinas a Suiza para poder abarcar el importante
mercado de parabrisas y ventanas traseras de vehículos clásicos, prototipos y
series limitadas.
Asimismo, la marca británica Pilkington, uno de los referentes en
calidad en primer equipo y recambio libre, trabaja desde 2006 en la producción
de parabrisas clásicos de cualquier época a medida. La única diferencia
respecto a las lunas clásicas es que deben ser laminadas debido a la
legislación europea de seguridad. Las herramientas más antiguas de la
fábrica datan de la década de los 50 pero si se solicita un parabrisas clásico
y no hay la herramienta adecuada, esta fábrica tiene la capacidad de producir
nuevas herramientas para conseguir una réplica casi perfecta.
Foto: Motormática.