El 50 por ciento de los vehículos circulan con una regulación deficiente de los faros.
Trabajos en el tren de rodaje, cambio de ruedas u otros componentes, ligeros golpes, el desgaste de la suspensión, desnivelaciones en los vehículos con suspensión variable o regulación de nivel y el montaje de accesorios como bolas de remolques pueden, entre otros, varían el ajuste de los faros.
Se da por sentado que el ajuste de los faros de los vehículos es un
trabajo sencillo y, excepto algunos detalles, no requiere mucho empeño por parte
de los técnicos del taller. No obstante, a veces es necesario repasar los pasos
y posibles errores con los que se puede encontrar un profesional al realizar
esta tarea. Y es que existen muchas más razones para la revisión y la
corrección de la iluminación. Hasta el trabajo más simple, el cambio de una
bombilla, puede hacer necesario el ajuste de los faros. Sin embargo, lo que al
principio puede ser una tarea sencilla de sustitución, hoy en día implica, en
muchos vehículos, desmontar los faros y otros elementos del coche. Esta
complicación se encuentra cada vez en más modelos que requieren el uso de un
equipo de diagnosis. Además, la cantidad de bombillas en el mercado y el avance
tecnológico hacen prácticamente imposible la intervención del conductor del
vehículo en este tipo de trabajo, aunque esto debería ser lo normal.
Las lentes
Para poder llevar a cabo un correcto ajuste de los faros hay que tener
en cuenta algunos puntos vitales. Éstos deben estar limpios, libres de daños y
arañazos y tener los reflectores en buen estado. En lo referente a las lentes,
que hoy en día son de plástico y tienden a perder su transparencia con el paso
del tiempo, se recomienda devolverles su claridad y brillo con los útiles y
abrasivos adecuados. Primero, porque el resultado será perfecto y, segundo,
porque además se mantendrá durante más tiempo el sellado contra los rayos UV y
daños por impactos durante la conducción. Eso sí, nunca se debe optar por las soluciones
caseras (ni papel de lija de granulación fina, ni pasta de dientes o inventos
por el estilo), porque tienen en común que, después de poco tiempo vuelven opacas
las lentes y resultan ser una pérdida de tiempo.
El uso de líquidos limpiaparabrisas agresivos también puede dañar las
lentes de los faros. En los casos más graves no queda más remedio que cambiarlas
o, como suele suceder, sustituir el faro completo.
Intensidad lumínica
La intensidad de la luz de las bombillas debe ser la misma en ambos
faros. Sin embargo, es común que ésta se vea afectada por el envejecimiento de
alguna de ellas, en el caso de que se cambie sólo la de un lado y por el uso de
diferentes marcas en cada foco. La escasa tolerancia en la fabricación de
bombillas vaticina que el bombillo intacto puede fallar en poco tiempo, lo que
conlleva otra entrada en el taller y una molestia para los clientes. Además, algunos
sistemas de control del alumbrado de los vehículos son más sensibles a
diferentes consumos y pueden detectar una luz averiada equivocadamente.
Espacio de trabajo
El lugar ideal para llevar a cabo este trabajo en el taller debe cumplir
con los siguientes requisitos: debe ser un espacio fijo, estar bien equipado y,
sobre todo, ser una superficie plana y nivelada. La tolerancia debe ser de 1 mm
por metro respecto a la superficie de apoyo del automóvil y de 0,5 mm con
respecto a la superficie donde se encuentra el dispositivo de ajuste.
Estado óptimo del auto
El vehículo tiene que estar libre de cargas adicionales, preferiblemente
con el depósito de combustible medio lleno y, como los coches no caminan solos,
con un peso de aproximadamente 75 kilogramos (el peso medio de las personas) en
el asiento del conductor. Para cumplir este último punto puede servirse de la
ayuda de un compañero o del propio cliente. Otro factor muy importante es la
correcta presión de las ruedas.
La regulación manual de la altura de los faros ha de estar en posición
“0” (se recomienda comprobar su correcto funcionamiento). Los coches con
regulación de nivel pueden requerir la realización de un trayecto corto de
prueba antes del ajuste para nivelar correctamente la altura del vehículo.
Requisitos del equipo
El aparato de inspección debe estar alineado respecto al frente del
coche. Este paso se realiza con ayuda de los medios disponibles que trae el
propio equipamiento: lentes, marcas o laser. La distancia entre la lente del
faro y el comprobador debe ser de 30 a 80 cm, y estar justo delante de la
lámpara y no del faro. Este aspecto puede causar complicaciones en el caso de
los faros de LED porque aquí es necesario conocer cuáles son las LED’s que
emiten la luz de cruce. A menudo se olvida ajustar el comprobador a la
inclinación indicada: por ejemplo, antes o después de regular los faros de
niebla, que suele ser 1,2 por ciento para la luz de cruce, lo que significa, en
este caso, una inclinación de la luz emitida de 12 cm por 10 m de distancia
desde el faro.
Otro factor que se descuida frecuentemente es la asimetría de los faros.
No sólo se ha de ajustar su altura, sino la salida de luz en sentido
horizontal, si se quiere obtener un alumbrado de calidad, sobre todo en
carreteras con tráfico que viaja delante o viene de frente.
Por otra parte, no hay que olvidar que el equipo de comprobación y
ajuste también sufre cierto desgaste y desajustes en sus partes movibles y de
medición, lo que limita de cierta manera su vida útil. Algunos fabricantes
hablan de unos 20 años de fiabilidad.
Las luces de xenón requieren la aplicación de un equipo de diagnosis, dejándolas
en una posición de ajuste para luego poder adaptarlas a los parámetros establecidos
por cada fabricante. Además, en cuanto se precisa el cambio de un quemador de
xenón, es obligatorio el uso de gafas de protección porque el gas en estas
lámparas está bajo una presión de hasta 15 bares. Los 40.000 voltios necesarios
para su encendido requieren la desconexión de la batería e impiden los intentos
de golpear o mover los contactos en búsqueda de la avería de la lámpara.
Foto: Hella.