No es la primera vez que los ingenieros intentan combinar su
conocimiento tecnológico con un uso adecuado del mismo y con la voluntad de
reciclar para intentar adaptar vehículos de modo que su motor funcione
sirviéndose de un combustible obtenido del aceite vegetal usado, que ya no es
apto para cocinar. Tampoco resulta barato si no se trabaja a escala industrial.
Pero constituye un caso, cuanto menos interesante, de restaurar un vehículo.
Después de dos años de trabajo, Ryan Groendyk de la Universidad
Estatal de Michigan, en Estados Unidos, ha comenzado a conducir por las calles
en su Mercedes-Benz 220D de 1973, restaurado y adaptado para aprovechar el
aceite vegetal usado. La renovación está pensada, sobre todo como una forma de
promocionar el reciclaje y los combustibles renovables.
El automóvil, de 40 años de antigüedad, usa como combustible
fundamentalmente, aceite vegetal usado, por lo que luce una placa que lo
indica. Dos años atrás, antes de comenzar el proyecto, Groendyk no poseía
automóvil y, cuando compró el Mercedes-Benz, éste apenas se movía. Pero el
motor diesel que traía de fábrica el coche fue crucial para hacer que pudiera
usar biocombustibles. A partir de él surgió la idea de desarrollar su propio
sistema y, ahora, el auto cubre en promedio algo más de 12 kilómetros por litro
de combustible.