Facilitan el control de dispositivos mediante impulsos eléctricos.
El equipo de Holger Böse, del Centro de Materiales Inteligentes
(CeSMa) en el Instituto Fraunhofer para la Investigación de Silicatos (ISC) de
Wurzburgo, Alemania, trabaja en materiales inteligentes con propiedades
mecánicas que pueden ser controladas, ya sea eléctrica o magnéticamente. En su
investigación han creado sensores hechos de silicona, un material flexible que
se deforma fácilmente bajo la presión de un dedo y facilita así el control de
dispositivos mediante impulsos eléctricos. Entre las primeras aplicaciones
prácticas destaca un volante que permite al conductor controlar la música, la
luz y la ventilación con el simple toque de un dedo.
Los sensores inventados en el ISC han sido diseñados como un
condensador eléctrico, con dos capas de electrodos fabricadas de silicona
conductora por encima y por debajo, y una capa de película aislante en medio. Modifica
su capacitancia eléctrica (la carga eléctrica dividida por el voltaje
aplicado). Para que la presión tenga un efecto, los investigadores aplicaron
capas adicionales de silicona en la película. Así, por ejemplo, dos películas
más presionan desde arriba y desde abajo para ejercer una presión adicional
sobre la película de en medio. Las dos películas no son lisas, sino que tienen
un patrón especial que los investigadores añadieron. A través de su especial diseño
de condensador, estos científicos han usado una propiedad física de la silicona
que hasta ahora observada únicamente cuando se estira una película de este
material recubierta con capas de electrodos, y que consiste en que su geometría
cambia; la superficie aumenta y la capa de silicona se hace más delgada. El
resultante incremento de la capacitancia está relacionado con la fuerza de
compresión, que depende mucho de cómo se aplica el patrón a la película y cómo
son colocados los electrodos.