Bosch, inventor
de la sonda lambda, ofrece la opción adecuada para más del 85% de los vehículos
del mercado. Desde 1976 hasta ahora, ha fabricado más de 1.000 millones de
sondas con una producción anual superior a 45 millones de unidades y un
desarrollo constante del producto. Esto significa que sus sondas lambda siempre
están al día según los estándares tecnológicos más actuales. Además, se
entregan en el taller listas para su instalación inmediata, lo que supone un
importante ahorro de tiempo y dinero.
Las sondas lambda funcionan como una regulación
inteligente dentro del sistema de gases de escape del motor, midiendo la
composición de los mismos. De esta forma garantizan, junto con la unidad de control
electrónica, una mezcla óptima de aire y combustible, con el fin de que el
motor funcione de forma suave, potente, eficiente y económica. En caso de una
sonda lambda defectuosa, que impida una correcta medición de los valores
proporcionados por el sensor, la combustión pierde su eficacia y aumenta el
consumo de combustible, pudiendo provocar daños irreparables en el catalizador.
Esto ocasionaría que el vehículo incumpliera las normativas de emisiones de
gases y, por lo tanto, que no supere la prueba de gases de escape en las ITV.
Por todo ello, es aconsejable hacer revisar la sonda lambda cada 30.000 km.
Una diagnosis On-Board
(OBD) realizada en el taller puede proporcionar información de forma fiable
sobre si un sensor lambda necesita ser reemplazado o no. A través de los
comprobadores de la serie KTS y de los analizadores de gases de escape, la
firma ofrece equipos de diagnosis que permiten una evaluación rápida y fiable
del funcionamiento de la sonda. En la mayoría de los casos, los talleres
encontrarán fácilmente la sonda lambda adecuada con la calidad de equipo
original. Como socio competente para los talleres, ofrece equipos de diagnosis,
piezas de recambio y los servicios relacionados, todo de una misma fuente.
Foto: Bosch.