El cierre del IPC de 2017
(1,1% a 31 de diciembre, 1,2% armonizado anual) por debajo de las
previsiones del convenio colectivo provincial para 2017 (1,9%) ha ahorrado a
los talleres y negocios del metal de la provincia de Burgos tener que practicar
abonos salariales con efectos retroactivos para el ejercicio recientemente
cerrado.
Las
revisiones salariales retroactivas siempre resultan un impacto muy negativo
para empresas de servicios que venden día a día sus servicios y calculan sus
costes y PVP sobre la realidad actual, y no sobre la futura, careciendo del
concepto “almacén” al que dotar ciertas desviaciones o sobre el que generar
“colchón” de ciertos impactos económicos de su explotación.
Esta
aparentemente buena noticia para los gestores de negocios burgaleses solo
mitiga el impacto de la variable salarios, que un año más crece por encima del
IPC al abonar en 2018 un incremento del 1,9%, como en 2017. Hecho que es
especialmente significativo en un panorama de mercado en el que las cuentas de
explotación han absorbido los últimos años tal evolución a costa de los
beneficios. Cierto número de talleres de esta provincia manifiestan no haber
subido los PVP en los últimos tres o cuatro años, los que lo han hecho lo han
aplicado con cantidades por debajo del IPC en ocasiones y la mayoría de
los consultados consideran que el PVP objetivamente adecuado en la actualidad
dista al menos entre un 10 y un 15% del que están realmente facturando.