El líquido de frenos ha sido
durante mucho tiempo el gran olvidado por conductores y algunos talleres, aun
siendo un componente tan importante en los vehículos como el combustible o el
aceite. Sin embargo, hasta la introducción del ABS (Sistema de frenos antibloqueo),
no se convirtió en parte integrante en la homologación del sistema de frenos de
los automóviles, no pudiendo ser modificado o sustituido por otro no homologado
por el fabricante en cada caso.
La principal tarea del
líquido de frenos es la de transmitir la presión de frenado hacia los frenos de
cada rueda del vehículo, aparte de la lubricación de los componentes y la
protección frente la corrosión. Debido a las altas temperaturas que provocan
los procesos de detención de los coches, los líquidos de frenos necesitan un
punto de ebullición muy elevado. Si éste es muy bajo, se pueden producir
burbujas de vapor que alargan el recorrido del pedal y, en el peor de los
casos, llegan a producir un fallo en el sistema de frenado. Además, este fluido
debe mantener una viscosidad constante y baja en un amplio rango de
temperaturas, de forma que los sistemas fundamentales de seguridad como ABS y
ESP respondan de forma fiable y rápida.
Base de glicol
Los
líquidos de freno con base de glicol superan los requisitos anteriormente
dichos, pero son muy higroscópicos, lo que implica que extraen la humedad del
aire circundante. Esto reduce el punto su ebullición y disminuye la protección
a la oxidación y las propiedades de lubricación. Además, un aumento en contenido
de agua puede afectar a la viscosidad del líquido de frenos, perjudicando el
funcionamiento de los sistemas electrónicos de seguridad. Los líquidos de freno
en base glicol deben por lo tanto comprobarse de forma regular y ser
sustituidos en caso necesario. El cambio del líquido de frenos debe realizar en
intervalos de uno ó dos años según lo prescrito por el fabricante del
vehículo. Esto se puede alargar en
algunos casos cuando los fabricantes lo estipulan gracias a la reducción del
proceso del envejecimiento del líquido de frenos en ciertos vehículos.
Base de silicona
Los líquidos de frenos
basados en silicona no son higroscópicos y, por tanto, no se mezclan con el
agua, ya que puede asentarse en los puntos más bajos del sistema y causar
problemas de corrosión localizada. Además, la mezcla de estos dos elementos
reduce su punto de ebullición, por lo que los fabricantes suministran, en sus
características técnicas, los datos relativos a su comportamiento en estado
seco y húmedo.
En definitiva, se puede
utilizar uno u otro liquido de frenos, pero nunca mezclarlos. Eso implica que se deberá limpiar
concienzudamente el sistema con abundante agua antes de proceder al cambio por
otro líquido de frenos con diferente base.
Viscosidad
La mayoría de los fabricantes
llenan sus sistemas de frenado con líquidos de baja viscosidad DOT 4, Clase 6
(ISO 4925). La abreviatura DOT proviene de la entidad estadounidense de
transporte (Department Of Transportation), el equivalente del Ministerio de
Fomento español. Esta institución ha regulado y documentado la norma que
clasifica estos fluidos a partir de su punto de ebullición en seco y en húmedo,
diferenciándolos en productos nuevos (sin contenido de agua) y usados (con
humedad añadida). Los usados se traducen en las normas DOT 3, DOT 4, DOT 4
plus, DOT 5 y DOT 5.1. Estas dos últimas, están basadas en silicona, mientras
que los demás tipos de líquidos, en glicol.
En el punto de
ebullición influye la cantidad de agua añadida al líquido de frenos. Cuanta más
agua, más se reduce la temperatura de hervor. Además, también se usan distintos
tipos de fluidos dependiendo de los materiales con los que están fabricados los
componentes de los frenos. Por ejemplo: las juntas tóricas y las membranas.
Conservación
Los talleres deben tener en
cuenta que un bote de líquido de frenos abierto no puede guardarse
indefinidamente como si fuese un envase cerrado y sin estrenar porque, con el
tiempo, recoge humedad. Además, como una
solución usada no puede reutilizarse, debe ser desechada siguiendo las
normativas e instrucciones vigentes, y nunca mezclarla con aceites u otros
residuos. Para finalizar, no se debe olvidar su peligrosidad para la salud (no
ingerir, evitar contacto con la piel, lo ojos y/o mucosas).
FOTO: ATE.
GRÁFICA: Motormática.