■ El coche autónomo y el futuro de la movilidad



La automatización reducirá la congestión del tráfico y aumentará la eficiencia, seguridad y rendimiento económico.

La IX edición del Best of Belron® de Lisboa, un escaparate global bienal sobre innovación y tecnología donde participan ponentes de talla mundial, fue en esta ocasión el lugar de encuentro de los más prestigiosos innovadores sobre el futuro del automóvil autónomo. Para analizar en profundidad este tema intervino como conferenciante el Dr. Bryan Reimer, un eminente investigador, científico del MIT AgeLab & Associate y director del Centro de Transporte de la Universidad de Nueva Inglaterra, que dirige actualmente un equipo multidisciplinario de científicos y estudiantes que buscan soluciones a los desafíos asociados con la conducción distraída, automatización y otras tecnologías a bordo de vehículos, y enfoca su trabajo en torno a la comprensión de cómo los conductores responden a la creciente complejidad del entorno operativo. En su exposición explicó el futuro de la conducción y del coche autónomo desde el enfoque de su trabajo: la comprensión de cómo los conductores responden a la creciente complejidad del entorno operativo.

Automatización masiva: un proceso lento
No será próximamente. Hay que contar con todos los automóviles que conviven actualmente. Quizás ciudades como Singapur tengan la capacidad de cambiar de un día para otro la infraestructura de la movilidad, pero en la mayor parte el mundo la adaptación conllevaría mucho tiempo. Probablemente se requieran 80 años en Estados Unidos, por ejemplo, para que las tecnologías que están en constante producción en los vehículos lleguen al 85% de la población. Mientras, en Europa es posible que vaya un poco más rápido debido a que la vida media de los coches es casi la mitad que en Estados Unidos, unos once años.  Así que, aunque la automatización exista hoy en todo el mundo y en coches en todo el mundo, se tardará aún muchos años en alcanzar ese 85 por 100 de accesibilidad para la población.
Aumentar la automatización reducirá el coste del transporte pero, por otra parte, tendrá efectos en la seguridad. ¿Cuál de estos dos factores tendrá más fuerza en los próximos años? Debería ser la seguridad, afirma Reimer, pero lo financiero será lo que gane. No obstante, espera que aumenten los niveles de automatización en base a la seguridad, aunque ve necesario pensar en cómo automatizar de manera correcta el vehículo y las necesidades individuales de estos autos. Google o Tesla, por ejemplo, trabajan permanentemente en esta tecnología.

La seguridad en la aviación autónoma, ejemplo a seguir
“La automatización en el mundo de la aviación, el piloto, etc.” reflexiona Reimer, “vemos su increíble uso de las estrategias de seguridad, que vinieron realmente de un nuevo enfoque a nivel de sistema”, comenta, comparando la evolución desarrollada en el sector aeronáutico en relación con el futuro que le espera al coche autónomo y su percepción por parte de los seres humanos.
“La parte humana influye en el sistema de automatización. Los humanos somos un soporte para la automatización, un campo seguro cuando la automatización no puede mantener la situación. Así que primero deberíamos mirar al sistema de automatización en la aviación durante los últimos 80 o 90 años como una estrategia increíble en la seguridad de la aviación. Los humanos nos involucramos con la automatización del avión y la automatización necesita estar ahí para apoyar a los humanos, dado que nuestros cerebros son máquinas increíblemente flexibles y de producción de decisiones lógicas”, aclara Bryan Reimer.
Incluso con la mejor de nuestras inteligencias los procesos seguirán fallando en las estructuras. Esto quiere decir que los casos extraños son bastante difíciles para que los códigos de ordenadores los traten. Por esta razón, él cree que para ver esta visión de la seguridad debemos concienciarnos. Es necesario dar un paso atrás buscando un enfoque central tecnológico y humano, y mirar esa foto.

Condicionantes del automatismo
Existen tres puntos concretos: la infraestructura, la política, y la sociedad y sus consideraciones éticas. La tecnología y los humanos son ahora componentes de un mismo nivel en el vehículo. Sería necesario un sistema capaz de tomar el control sobre el conductor justo en el punto necesario para evitar los accidentes y eso no es un procedimiento completamente autónomo. Es solo un sistema consciente de la masa del coche, cálculo de velocidad, trayectos, etc. Al igual que pasa en la aviación, hay que recordar que el piloto supervisa la automatización. La realidad, afirma Reimer, es que puede que quizás se necesite al piloto en la cabina del avión.  Podría estar en un edifico dirigiendo operaciones, haciendo probablemente la misma función, pero la sociedad no está preparada para aceptar esto todavía. El sistema funcionaría al 99%. Probablemente el problema sea ese 1% de los casos, por ejemplo, donde la conectividad no funcione entre el avión y la torre de control.

Descongestión del tráfico y eficiencia
La principal intención de la automatización es reducir el nivel de congestión motivado por el aumento de gente que use coches. A la vez que, también, se facilitará más eficiencia a esos vehículos. Los usuarios, igualmente, tendrán una parte sinérgica de la movilidad. Por ejemplo, alguien que sufra una discapacidad crónica, podrá moverse. Gente que nunca ha conducido porque nunca se ha sentido cómodo al volante, podrá moverse mucho más. Ahora bien, si la infraestructura soporta este número de vehículos circulando, los coches podrán ir más allá. La congestión puede que se reduzca un poco, pero mientras la infraestructura soporte una mezcla del uso de ambos modelos, donde alguno de nosotros sigamos conduciendo y otros sean conducidos, estas eficiencias serán tan baratas como rápidas, afirma el doctor Reimer.
Las situaciones de posible peligro, o de toma rápida de decisiones en la carretera, pronto serán mucho más seguras mientras somos transportados dentro de un entorno en el que hay más gente conduciendo. Sin embargo, seguirán existiendo los márgenes de seguridad actuales. La dinámica no cambiará, igual que no variará el coeficiente entre fricción y las llantas y la superficie de la carretera. Se renovará el modo de vida, pero no habrá un cambio en la infraestructura que de la noche a la mañana. Eso requiere tiempo.

Concienciación y límites éticos
Es necesaria la concienciación de la sociedad y los gobiernos para estimular los cambios en las infraestructuras que permitan a los coches comunicarse mejor entre ellos. Además, surgirán problemas éticos cuando los ordenadores tomen decisiones de vida o muerte, porque los accidentes seguirán ocurriendo.

Ayuda o distracción para el conductor
Reimer considera que no hay una línea fácil en la evolución de la automatización automovilística y pone como ejemplo de ello los cambios automáticos. Según él, esas transmisiones permiten más libertad al conductor. “Así que cada vez que hagamos más automatización, pueden ocurrir dos cosas: o bien nos volvemos pasivos o bien encontramos otras cosas que hacer. Así funciona la atención humana. Así que la automatización puede tener ambos aspectos positivos y negativos”.

Foto: Bosch.